Dos individuos de origen magrebí atacaron con un machete de 50 centímetros a un agricultor en el municipio de El Ejido, provincia de Almería, cuando intentaba evitar que robaran en su finca. El agricultor vio a través de las cámaras de seguridad a los asaltantes y aseguró que una mujer marroquí los ayudó a escapar en coche. El agricultor se llama Alejandro, y ha hablado días después para denunciar la creciente impunidad de los inmigrantes ilegales.

El agricultor comentó que la policía está desbordada y carece de medios suficientes para hacer frente a la situación, aunque no los culpa directamente, sino a la clase política. Al principio pensó que algún español estaba involucrado en el robo, ya que el coche estaba registrado a nombre de alguien de la zona, aunque más tarde descubrió que el vehículo había sido robado.

Alejandro está convencido de que la ley es demasiado blanda y que está permitiendo que los delincuentes actúen sin temor a las consecuencias, y ha considerado que, si las penas fueran más severas, los robos disminuirían drásticamente. Afirmó que muchos inmigrantes llegan sin recursos y se ven obligados a robar, pero que el verdadero problema es que se permite que esto ocurra. También mencionó que si no hubiese tenido su coche como refugio la noche del ataque, la agresión hubiese sido más grave.

El agricultor duda que los atacantes terminen en prisión, ya que actualmente están en libertad esperando juicio. Denunció la vulnerabilidad de los agricultores en la zona y comentó que el acceso a sus cortijos es demasiado fácil y que los robos son frecuentes. Esta fue la tercera vez que intentaron robarle, pero los ladrones consiguieron robar con éxito las dos veces anteriores.

En esta última ocasión decidió no denunciar porque el robo porque había instalado un GPS en uno de sus productos robados. El dispositivo reveló que los ladrones estaban en un invernadero lleno de inmigrantes magrebíes, pero la Guardia Civil le dijo que no podían actuar sin una orden judicial y, para su sorpresa, le informaron que el uso del GPS no era del todo legal.

Alejandro se mostró indignado por la respuesta policial y cuestionó cómo puede ser ilegal poner un GPS en sus propios productos para rastrear un robo a la vez que se sintió impotente ante la situación, ya que ni siquiera con esa prueba la policía pudo hacer algo para recuperar lo que le habían robado.

Según Alejandro, los robos son algo habitual para los agricultores de la zona y afirmó que la gente ya ni siquiera denuncia porque saben que la Guardia Civil está desbordada y que les piden esperar hasta cinco días para formalizar una denuncia.

Alejandro concluyó diciendo que la situación le ha causado noches de insomnio y que cada vez son más los que viven con miedo ante la creciente inseguridad en el municipio almeriense de El Ejido.

Comentarios