La Audiencia Nacional ha ratificado la sentencia que impone dos años y medio de prisión a una mujer saharaui residente en Menorca. La condena se basa en la difusión y consumo de material de propaganda yihadista a través de aplicaciones de mensajería y redes sociales, con la intención de participar en actividades terroristas.

La sentencia, emitida el 11 de diciembre por la Sección Tercera de la Sala Penal, condenó a la acusada, originaria de un campo de refugiados en Tinduf, por un delito de autoadoctrinamiento terrorista. Además de la pena de prisión, se le impuso un periodo de libertad vigilada de cinco años.

La Audiencia Nacional determinó que la mujer había experimentado una radicalización progresiva hacia el yihadismo, influenciada inicialmente por su hermano, quien combatió para el Estado Islámico en el Gran Sahara y murió en Libia en 2016 mientras realizaba actividades terroristas. Tras la muerte de su hermano, la acusada continuó su proceso de radicalización, manteniendo contacto con antiguos compañeros de su hermano y con individuos investigados por su afiliación a la organización terrorista en países como Alemania.

La acusada apeló la sentencia, alegando errores en la evaluación de las pruebas y sosteniendo que la defensa de la cultura musulmana y el canto en su idioma no deberían ser motivos suficientes para su condena. También argumentó que su comportamiento se debía a su deseo de mantenerse informada sobre su familia, lo que la llevó a comunicarse con amigos de su hermano fallecido. Sin embargo, la Sala de Apelación de la Audiencia Nacional desestimó sus argumentos y confirmó la condena.

Propaganda y material yihadista

La sentencia de diciembre, ahora ratificada, detalla que la acusada utilizó su perfil de Telegram para compartir material propagandístico del Estado Islámico, donde se incluían discursos radicales que justificaban la yihad. Además, fue miembro del grupo de Telegram denominado «Cánticos Yihadistas», en el que solicitó material específico y participó en diversas conversaciones de índole similar.

La Audiencia Nacional también acreditó que, durante su proceso de radicalización, la acusada mostró un interés recurrente en chalecos y cinturones explosivos, así como en objetos de doble uso, como drones y pulseras tácticas con navajas ocultas, y en el manejo de armas blancas y de fuego. El tribunal concluyó que la acusada tenía la intención de cometer actos terroristas, ya fuera por sí misma o a través de terceros.

El análisis del material incautado en sus dos residencias en Menorca y en una vivienda familiar en Alicante confirmó que la acusada tenía acceso a dicho material con el propósito de autoformarse en la yihad islámica, con el objetivo de participar en futuras acciones terroristas si se presentaba la oportunidad.