La Audiencia Nacional ha impuesto una condena de dos años y medio de prisión a dos hermanos brasileños residentes en Estepona, Málaga, por los delitos de autoadoctrinamiento y autocapacitación terrorista. Además, se les ha impuesto una libertad vigilada de cinco años. Los condenados, Felipe de 33 años y Benjamín de 30, admitieron en el juicio que, tras su formación, estaban «dispuestos a actuar» siguiendo la llamada del autodenominado Estado Islámico a la «yihad individual». La sentencia, emitida a principios de este año, refleja que ambos permanecen en prisión desde su detención en noviembre de 2023, durante la operación Male, en la que colaboraron la Guardia Civil, el FBI y la Policía Federal Brasileña.
A principios de 2023, las autoridades españolas detectaron la presencia de estos dos individuos en Estepona, quienes habían despertado sospechas dentro de la comunidad musulmana local por su práctica extremadamente ortodoxa de la fe. La investigación de la Guardia Civil reveló que ambos ya habían sido objeto de seguimiento por su relación con movimientos islamistas radicales y continuaban activos en redes de distribución de propaganda del Estado Islámico, también conocido como Daesh. El seguimiento permitió descubrir que el 14 de noviembre de 2023, Felipe, quien se había convertido al islam en 2015, envió un correo electrónico a una mujer despidiéndose y manifestando su deseo de ser aceptado como mártir por Alá.
Los cambios en las rutinas de los hermanos alertaron a los agentes, quienes anticiparon una posible acción inminente, lo que llevó a su detención diez días después del envío del correo. Tras ser puestos a disposición judicial, ingresaron en prisión. El juicio, celebrado el 24 de enero, concluyó con la aceptación de los hechos por parte de ambos y su conformidad con la pena acordada ese mismo día entre el Ministerio Fiscal y las defensas.
La sentencia detalla que Felipe, conocido también como Avispado y Ratón, fue extraditado a Brasil desde Portugal por su supuesta implicación en un homicidio. Durante su tiempo en prisión, consideró su encarcelamiento como un castigo por su fe y comenzó a relacionarse con otros reclusos vinculados al terrorismo. La Audiencia Nacional subraya que su radicalización fue profunda, evidenciada por la posesión de archivos de Daesh y el uso de contraseñas relacionadas con los atentados del 11 de septiembre de 2001. Además, tanto en su teléfono como en el de su hermano, se encontraron imágenes de ambos con atuendos yihadistas y armas.
Felipe tenía la intención de viajar a una zona de conflicto, pero antes decidió profundizar en su conocimiento del islam y prepararse físicamente. Para ello, acudía diariamente a un gimnasio en Estepona para entrenar en técnicas de combate y se interesó en la formación paramilitar con armas de fuego. Incluso estudió un manual para la creación de explosivos y analizó la posibilidad de viajar a Albania. Poseía más de mil contenidos yihadistas destinados al adoctrinamiento y la capacitación técnica e ideológica, muchos de los cuales compartía con su hermano Benjamín, conocido como Millonario, Zurdo, Pirata o Bucanero. Este último también asistía al gimnasio y se formaba en el uso de armas, considerando la yihad como una obligación para los musulmanes. Ambos mantenían una vida relativamente normal, trabajando en la construcción y el sector de las piscinas.
La carta digital enviada por Felipe fue el detonante para acelerar la investigación y llevar a la detención de los hermanos, quienes desde entonces permanecen en prisión. En los primeros tres meses del año, se arrestaron a 38 personas en España por delitos relacionados con el yihadismo, según datos del Ministerio del Interior.