En una acción estratégica que está generando inquietud en España, Marruecos ha comenzado a desplegar batallones terrestres especializados en guerra electrónica en zonas cercanas a Ceuta, Melilla y Alhucemas, según fuentes citadas por LA RAZÓN. Este despliegue forma parte de un plan para reforzar las defensas del país y modernizar sus fuerzas armadas.

Las fuentes indican que el objetivo del despliegue en el norte de Marruecos es establecer una posición defensiva robusta cerca de enclaves estratégicos como Ceuta y Melilla. Este tipo de unidades también se encuentran en el Sáhara, lo que evidencia la intención de Marruecos de afianzar su poderío militar en áreas de alta sensibilidad geopolítica.

El ejército marroquí ha creado y entrenado batallones especializados en operaciones ofensivas que emplean sistemas avanzados de interferencia y neutralización de las capacidades enemigas. Estas operaciones incluyen la interrupción de comunicaciones, radares y otros sistemas de defensa de los adversarios, con el fin de desestabilizar a cualquier potencial oponente en el campo de batalla.

Estos batallones de guerra electrónica están equipados con tecnología de vanguardia, diseñada específicamente para operaciones de interferencia y neutralización de sistemas enemigos. La capacidad de interrumpir y debilitar las comunicaciones y defensas operativas del adversario representa un avance significativo para las fuerzas armadas marroquíes.

Las fuentes consultadas enfatizan que, con esta iniciativa, Marruecos sigue avanzando en la modernización de sus fuerzas armadas, consolidando su posición en el ámbito de la guerra electrónica y asegurando una mayor seguridad en su territorio. Este esfuerzo de modernización también se interpreta como parte de la estrategia marroquí para expandir y fortalecer su poder militar frente a posibles amenazas externas.

Preocupación en España por esta amenaza

El despliegue de estas unidades tan cerca de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla ha generado preocupación en España, especialmente debido a la proximidad geográfica y las posibles implicaciones para la seguridad de la frontera sur. Aunque Marruecos asegura que se trata de una medida estrictamente defensiva, la creciente militarización en la zona plantea dudas sobre las verdaderas intenciones del país vecino.