La mujer yihadista de Zabalgana, en Vitoria (País Vasco), ha alcanzado un acuerdo con la Fiscalía de la Audiencia Nacional este martes. Ha admitido su culpabilidad por un delito de «autoadoctrinamiento y autocapacitación con fines terroristas». Su «confesión tardía» ha permitido rebajar la pena a un año de prisión, que no cumplirá, y tres años de inhabilitación para ejercer cualquier profesión relacionada con la docencia.

El fiscal ha destacado que la acusada ha mostrado «arrepentimiento y voluntad de evitar cualquier acto de apoyo al terrorismo islámico». Fue detenida en septiembre de 2023 por difundir propaganda del Daesh y planear convertir a sus cuatro hijos menores en «muyahidines» y trasladarse a Irak para unirse al Estado Islámico.

Este martes, ha rechazado su pasado y reconocido los hechos, aunque ha aclarado que «nunca» adiestró a sus hijos. El Ministerio Público considera que ha dejado de ser una amenaza, por lo que no ha solicitado libertad vigilada. La mujer, vestida con niqab, ha aceptado la pena.

En su informe, el fiscal ha mencionado que, aunque su superior sugería una pena de dos años sin prisión y un año de libertad vigilada, él ha optado por aplicar el «artículo 25 del Estatuto del Ministerio Público» para proponer una pena de un año de prisión y tres años de inhabilitación absoluta para cargo público, en línea con la defensa.

El acuerdo verbal, pendiente de ratificación por el tribunal, ha eliminado cualquier referencia a la formación militar de esta peruana nacionalizada española y convertida al Islam. En su juventud, perteneció al ejército de su país y, al llegar a España en 2006, intentó alistarse en las fuerzas armadas españolas.

Inicialmente, la Fiscalía solicitaba cinco años de prisión para esta mujer, residente en un piso de alquiler social en Zabalgana. Se había demostrado su planificación para unirse a personas y facilitar su desplazamiento, reflejada en búsquedas de vuelos e itinerarios. En esa época, escribió: «Mis hijos harán la yihad algún día «inshallah». Tengo cuatro leones aquí».

Poseía más de 92.216 imágenes, 2.302 vídeos y 1.320 audios sobre yihadismo, totalizando 79,6 gigabytes de archivos en español, árabe y ruso. Los agentes descubrieron que administraba plataformas de comunicación y mensajería desde las que publicaba contenido yihadista.

Durante el seguimiento, se comprobó que también difundía archivos audiovisuales, contribuyendo a los fines de la organización terrorista Daesh. Sin embargo, el fiscal señaló en su escrito de acusación que no se ha identificado a terceras personas adoctrinadas directamente por su actuación.

Hasta la vista oral, la mujer estaba en libertad provisional tras meses en prisión preventiva. El pasado verano, regresó a Vitoria con niqab, mientras sus cuatro hijos permanecen bajo la tutela de su padre biológico, ajeno a su radicalización, desde su detención hace un año y medio. Esta mañana, el fiscal ha insistido en que ya no representa una amenaza para la seguridad.