La vivienda okupa ubicada en el número 61 de la calle Francisco de Salinas de Burgos continúa siendo un foco de conflictos, a pesar de los esfuerzos de la Policía Local por precintar el inmueble debido al riesgo de derrumbe del techo. El pasado martes, agentes de la Policía Local y Nacional tuvieron que intervenir en el lugar tras recibir una alerta sobre una pelea entre dos hombres que se encontraban dentro del edificio. Los implicados, uno de origen marroquí y otro tunecino, fueron detenidos tras el altercado.
El despliegue policial fue necesario para mediar en la situación y tomar declaración a los involucrados en el lugar de los hechos. Tras evaluar la situación, las fuerzas de seguridad decidieron arrestar a ambos individuos y trasladarlos a la Comisaría Provincial para continuar con las investigaciones.
Hace apenas un mes, la Policía Local tuvo que acudir en dos ocasiones a esta misma dirección en cuestión de días, alertada por los vecinos. Los agentes descubrieron que el vallado perimetral había sido forzado y que había personas viviendo en el interior del edificio abandonado. Durante una de estas intervenciones, se identificó a un hombre de 53 años que fue propuesto para sanción después de que se le encontrara en posesión de un cuchillo de más de 10 centímetros, el cual fue confiscado.
Además, se detectó que los ocupantes se habían conectado ilegalmente a la red eléctrica, lo que provocó una avería que tuvo que ser reparada por la empresa suministradora. Tras la reparación, se reforzó el vallado perimetral y se tapiaron los accesos para impedir nuevas ocupaciones.
Esta casa ha sido durante años una fuente constante de problemas. En el pasado, llegó a albergar a unas veinte familias, en su mayoría de origen búlgaro, así como a una mujer identificada por la Policía Nacional. El edificio fue desalojado y tapiado en diciembre de 2021, pero los problemas persisten.