Los Mossos d'Esquadra han detenido a un marroquí de 24 años con nacionalidad española que provocó graves desórdenes la noche del 7 al 8 de enero en un tren de alta velocidad que conectaba Madrid con Barcelona. El incidente comenzó cuando el individuo activó el freno de emergencia, obligando al tren de la operadora Iryo a detenerse en medio de su recorrido. Aprovechó la parada para bajar y pintar el vagón del conductor, antes de regresar al interior del tren, que pudo continuar su marcha tras un retraso de unos diez minutos.

Dentro del tren viajaban dos agentes de la Policía Nacional que estaban fuera de servicio. Estos identificaron al grafitero y lo vigilaron hasta que el convoy llegó a la estación de Sants, en Barcelona, donde finalmente fue arrestado por agentes de los Mossos d'Esquadra de la comisaría de Sants-Montjuïc.

El grafitero es conocido como Takey en el mundo del grafiti y acumula un historial delictivo que comenzó con robos con fuerza y violentos, aunque en los últimos años se ha centrado en actos vandálicos relacionados con pintadas. Según fuentes policiales, ya tiene 13 antecedentes por hechos similares y ha sido vinculado a más de treinta grafitis en el metro de Barcelona, además de otras acciones recientes.

El individuo fue arrestado únicamente por un delito de daños y quedó en libertad posteriormente. Este incidente resulta inusual, ya que los grafiteros suelen actuar en grupo y en trenes de cercanías, no en líneas de alta velocidad con menos posibilidades de escape.

El detenido no contaba con que dos policías estuvieran presentes en el tren, lo que facilitó su captura al coordinarse con los Mossos. Aunque se sabe que el grafitero fotografió la pintada para publicarla en redes sociales, las imágenes no se han hecho públicas.

Barcelona se ha convertido en un referente europeo para grafiteros, atrayendo a aficionados de todo el mundo. Este fenómeno genera millones de euros en daños cada año y afecta tanto a operadoras privadas como Iryo como a compañías públicas como Renfe y TMB. Las autoridades locales, incluyendo a los Mossos y la Guardia Urbana, realizan controles y redadas periódicas para frenar esta actividad vandálica, aunque incidentes como este ponen de manifiesto lo complejo de la tarea.

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