La formación de guetos urbanos y las llamadas «No-Go Zones», áreas donde la presencia de inmigrantes, muchos de ellos en situación irregular, ha generado tensiones sociales, un aumento de la delincuencia y, en algunos casos, enfrentamientos directos con las autoridades en diversas ciudades de países europeos. Estos barrios, caracterizados por la marginalidad, la ocupación ilegal de viviendas y actividades delictivas, están alimentando un debate candente sobre la integración, la seguridad y la gestión migratoria en el continente. A continuación, se exploran algunos casos recientes en Francia, España e Italia que ilustran esta problemática.

Francia: Saint-Denis y la pérdida de control en los barrios

Un ejemplo reciente que ha generado alarma es el incidente ocurrido este mes en el barrio Francs-Moisins de Saint-Denis, en las afueras de París. Un video que circula por redes sociales muestra cómo dos patrullas de la policía municipal se vieron obligadas a abandonar el área tras ser atacadas por una turba de inmigrantes. Los agresores lanzaron objetos contundentes, forzando la retirada de los agentes. Este episodio no es aislado: en Saint-Denis, barrios como este han sido señalados como «No-Go Zones», donde las autoridades enfrentan serias dificultades para mantener el orden.

Otro video muestra a jóvenes inmigrantes en otras zonas de Francia, exhibiendo un comportamiento inapropiado, haciendo locuras en motos, mostrando fajos de dinero y, en algunos casos, imágenes de destrozos y estructuras baleadas. Estos actos, que algunos describen como «travesuras», reflejan una creciente percepción de impunidad en ciertas áreas urbanas francesas, donde las fuerzas del orden parecen haber perdido el control.

Madrid: Ocupaciones ilegales y violencia en Parla

En España, el fenómeno de los guetos también está ganando terreno. Un caso destacado ocurrió el pasado mes en una urbanización ocupada ilegalmente en Parla, Madrid. Dos individuos de origen magrebí atacaron a otro de la misma procedencia, asestándole siete puñaladas que dejaron a la víctima en estado grave. Horas después, en la misma urbanización, un marroquí apuñaló a otro individuo en la cara durante un intento de robo. Estos incidentes reflejan cómo las ocupaciones ilegales de edificios, a menudo por parte de inmigrantes en situación irregular, están asociadas con un aumento de la violencia y la delincuencia.

La proliferación de edificios okupados en Madrid y sus alrededores ha generado alarma entre los vecinos, que denuncian un deterioro de la convivencia y un incremento de la inseguridad. La marginalidad y la falta de integración de algunos de estos ocupantes contribuyen a la percepción de que ciertas zonas se están convirtiendo en guetos donde las leyes parecen no aplicarse.

Salt y Mataró, Gerona: La incitación a la violencia desde una mezquita

En Salt, Gerona, la situación escaló a niveles alarmantes tras el desalojo de un imán subsahariano que ocupaba ilegalmente una vivienda desde hacía cinco años. Este imán musulmán incitó a la violencia desde una mezquita local, desencadenando días de disturbios en la ciudad. Las protestas incluyeron agresiones, quema de contenedores y actos de vandalismo que se extendieron hasta Mataró. Los Mossos d'Esquadra enfrentaron una resistencia significativa por parte de grupos de inmigrantes, muchos de origen magrebí y subsahariano, que respondieron con violencia a las acciones policiales.

Estos episodios están avivando cada vez más el discurso de la falta de integración de los inmigrantes y señalan a ciertas comunidades y a distintos partidos políticos como responsables del aumento de la inseguridad.

Italia: Barrios históricos bajo el control de inmigrantes

En Italia, el panorama no es menos preocupante. En un barrio histórico de Roma, inmigrantes de Túnez, Egipto, Argelia, Marruecos y otros países africanos han tomado el control de facto de ciertas áreas. Los delincuentes, al ser sorprendidos robando o traficando, rodean a los agentes de policía y les advierten: «Este es nuestro territorio. Fuera». Estas actitudes reflejan una creciente audacia por parte de grupos que operan al margen de la ley, desafiando abiertamente a las autoridades.

Magrebíes en el barrio de Quarticciolo / Policía de Roma

La situación en Roma es similar a la de Marsella, donde los guetos musulmanes han sido descritos como «mini estados islámicos» por algunos medios. En estas zonas, el tráfico de drogas, el desempleo y la pobreza se combinan con un rechazo a la integración, creando un caldo de cultivo para la delincuencia y el extremismo.

Pamplona: Edificios okupados y espiral de violencia

En Pamplona, un edificio ocupado por 60 individuos, en su mayoría magrebíes y subsaharianos, junto con un rumano y un navarro, se ha convertido en un foco de delincuencia. Según publicaciones de varios medios de Navarra, los okupas viven en condiciones deplorables, rodeados de basura, drogas y violencia.

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Un individuo durmiendo en el edificio okupado / Diario de Navarra
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Una de las plantas del edificio okupado / Diario de Navarra

Recientemente, el edificio ha sido escenario de agresiones, apuñalamientos y ataques con palos, lo que ha generado una creciente indignación entre los residentes locales. Estas imágenes, compartidas, refuerzan la narrativa de que estos guetos son incompatibles con la convivencia y la seguridad ciudadana.

¿Un problema de integración o de gestión migratoria?

El debate sobre los guetos y las «No-Go Zones» en Europa es complejo y polarizado. Por un lado, algunos argumentan que la falta de integración es el núcleo del problema. En Francia, por ejemplo, el partido político de Marine Le Pen ha ganado apoyo al señalar que los inmigrantes musulmanes rechazan los valores europeos, formando comunidades paralelas que operan con sus propias reglas. En España, el partido VOX han relacionado directamente la inmigración ilegal con un aumento de la delincuencia, citando casos como los de Parla o Salt.

En cuanto a estadísticas de delincuencia, el Ministerio del Interior reportó 510,052 infracciones penales en Cataluña en 2024, liderando el ranking nacional, con un aumento del 5,6% respecto al año anterior. Los hurtos y las ocupaciones ilegales (7,258 denuncias en 2023) son los delitos más destacados.

Sobre inmigración, el Instituto de Estadística de Cataluña (Institut d'Estadística de Catalunya) indica que, a 1 de enero de 2023, la población extranjera en Cataluña era de 1,361,981 personas (17,2% del total), con un aumento del 10,2% respecto al año anterior.

El papel de las políticas migratorias

En Francia, el gobierno de Macron ha sido criticado por su incapacidad para deportar a inmigrantes ilegales, con solo 6.930 expulsiones en 2020 frente a las 44.960 de Alemania en 2017. En España, solo el 12% de los 88.071 inmigrantes ilegales llegados en los últimos dos años fueron devueltos. Esta laxitud, según críticos como Fabrice Leggeri, exdirector de Frontex, amenaza el futuro de países como Francia y España al permitir la formación de comunidades paralelas que no comparten los valores nacionales.

Por su parte, la Unión Europea ha intensificado los esfuerzos para aumentar las devoluciones, con un supuesto incremento del 22% en 2023. Sin embargo, países como Argelia, Marruecos, Mauritania y Túnez, que reciben fondos europeos para contener la migración, a menudo rechazan aceptar a sus nacionales de vuelta, complicando así las deportaciones.