Este lunes comenzó en la Audiencia de Huelva un juicio con jurado popular contra un subsahariano de 32 años, originario de Mali, acusado de asesinar a su exnovia, una ciudadana rumana de 34 años, en Palos de la Frontera en abril de 2023. El acusado ha admitido los hechos, pero niega la intención de matar. Según la Fiscalía, el hombre apuñaló a su expareja en la espalda porque ella se negaba a reanudar la relación, solicitando una condena de 25 años de prisión por un delito de asesinato con agravante de género.

El abogado defensor ha argumentado que la historia personal del acusado justifica una reducción de la pena. Explicó que su cliente proviene de una aldea en Mali donde la violencia tribal era extrema: «Es natural que tuviera miedo. Llevaba el cuchillo por temor. En España nadie puede imaginar lo que es ver a vecinos y amigos morir a machetazos, como sucedía en su aldea».

El asesinato ocurrió el 4 de abril de 2023. La Fiscalía detalla que la víctima y el acusado mantuvieron una relación de tres años, la cual terminó debido a los celos constantes del hombre. Él no aceptaba la ruptura y presionaba para que volvieran a vivir juntos. La víctima planeaba denunciar acoso a la Policía Local esa misma mañana. Ambos trabajaban como temporeros en la campaña de la fresa; él había ingresado a España de manera ilegal en 2011, mientras que ella tenía una hija menor de edad de una relación anterior.

Esa noche, el acusado esperó a la mujer en su domicilio. Alrededor de la 1:00, cuando ella llegó, le exigió un teléfono móvil y 100 euros. Tras un breve forcejeo, la sujetó por la nuca, inclinó su cabeza hacia el suelo y la apuñó en la espalda con un cuchillo grande, dejándolo insertado en su cuerpo antes de huir. La víctima falleció en el lugar debido a una hemorragia y daños pulmonares. El acusado fue detenido horas después y permanece en prisión provisional.

El abogado defensor ha reconocido que su cliente cometió un «acto deleznable», pero ha insistido en la necesidad de comprender su situación personal, destacando sus traumas derivados de su infancia en Mali: «Es una persona enferma y traumatizada. Llevaba el cuchillo por miedo, no para atacar. Aunque no niega haberla matado, debemos evaluar si tuvo la intención de hacerlo». Intentó obtener un informe pericial en psiquiatría infantil y trastornos de la infancia para respaldar su argumento, pero no lo logró.

Además, el letrado ha subrayado que el incidente surgió de una discusión por 100 euros y un móvil: «No es un asesino ni una persona violenta. Actuó sin plena conciencia y sin intención. Se declaró culpable desde el principio». Por ello, solicita que se le juzgue por homicidio con atenuantes, en lugar de asesinato.

El acusado, respondiendo únicamente a su abogado, primero en su idioma con la ayuda de un intérprete y luego en español, dijo que estaba arrepentido y explicó que abandonó su aldea debido a la violencia extrema. Afirmó que su intención esa noche era recuperar su dinero y su móvil: «No quería pelear, tenía miedo y perdí el control». Respecto al cuchillo, mencionó que en su país también lo llevaba y que en España lo porta por temor a posibles amenazas. Se describió como una persona «trastornada», lo cual podría mitigar su condena.

La Fiscalía sostiene que el acusado actuó «con la intención de matar a su expareja y demostrar su sentimiento de superioridad y dominación por ser mujer». Tanto el Ministerio Público como la acusación particular, que representa a la hija de 14 años de la víctima, piden 25 años de prisión y una indemnización de 160.000 euros para la menor, además de la expulsión del país una vez cumplida la pena.

El juicio continuará este martes con la declaración de testigos y se extenderá varias jornadas más para esclarecer los hechos a través de pruebas periciales.