En la Audiencia Provincial de Lugo se celebró la primera sesión del juicio contra un «hombre de nacionalidad no mencionada» y su pareja, acusados de perpetrar y permitir, respectivamente, abusos sexuales contra una menor durante ocho años. Los hechos comenzaron en 2015, cuando el padre se mudó a Foz con su nueva compañera sentimental, llevando consigo a sus hijos, entre ellos la víctima y sus tres hermanas, quienes hasta entonces vivían con su madre biológica.

Según el testimonio de la víctima, los abusos iniciaron poco después de la mudanza. Al principio, el padre le exigía besos en los labios y la desnudaba. Con el tiempo, las agresiones se intensificaron hasta convertirse en violaciones semanales a partir de los 13 años de la menor. Estos actos se realizaban en el hogar familiar, donde en una ocasión fueron sorprendidos por la nueva pareja del padre. A pesar de presenciar la escena, la mujer no denunció el incidente y culpó a la niña de provocarlo, instándole a que no volviera a suceder.

El acusado enfrenta cargos por agresión sexual continuada a su hija, malos tratos habituales y maltrato físico. Su pareja, que no es la madre biológica de la víctima, es acusada de complicidad en los abusos y agresiones. La Fiscalía solicita una condena de 31 años de prisión, distribuidos en 19 años para el hombre y 12 años para la mujer.

Durante la sesión, el acusado se mantuvo en silencio y no respondió a las preguntas del tribunal, ni siquiera a las de su propio abogado. Permaneció con la cabeza gacha y cubierto con la capucha de su abrigo. Por su parte, la mujer, con quien el hombre mantiene una relación sentimental, declaró que la relación entre padre e hija era «normal, sin nada raro» y negó haber presenciado ningún tipo de contacto sexual o malos tratos. Afirmó que «como mujer y como madre nunca lo hubiese permitido». Aseguró que el padre y la niña nunca estaban solos en casa debido a su trabajo, que lo mantenía fuera de casa entre semana, y culpó a una familiar de la denuncia, quien se hizo cargo de la menor tras la denuncia y a quien acusó de actuar por venganza económica.

La víctima también describió episodios de malos tratos hacia ella y sus hermanas, así como amenazas de su padre para que no revelara los abusos. Mencionó haber recibido atención médica por lesiones causadas por estos malos tratos, como cuando fue empujada contra un cristal que se rompió. Aseguró que la mujer era consciente de los malos tratos y no hizo nada para detenerlos. Además, recordó las amenazas de su padre, quien le advirtió: «Si dices algo destruirás a nuestra familia, porque yo iré a la cárcel y tú a un centro de menores».