Hace casi diez años, la hija de María Gracia Martínez Morillas se preguntaba, entre el dolor y la indignación, qué podría hacer en el futuro el menor marroquí que había asesinado a su madre con una barra de acero. Hoy, antes de cumplir los 25 años, ese mismo individuo ha vuelto a ser detenido por asaltar una vivienda en el barrio sevillano de Los Pajaritos, donde agredió brutalmente a un niño de 11 años y a su abuelo.
El agresor, que en 2015 mató a la limpiadora tras sorprenderlo robando en las taquillas del centro comercial Nervión Plaza de Sevilla, fue condenado entonces a cinco años de internamiento en un centro de menores. Ahora, junto a otro compatriota, ha irrumpido en un domicilio de la calle Pez Volador y ha sido reducido por la Policía Nacional tras protagonizar una nueva escena de violencia.
Las autoridades han abierto una investigación para esclarecer los motivos del asalto, pero ambos individuos ya se encuentran detenidos. En esta ocasión, el marroquí que acabó con la vida de María Gracia Martínez es mayor de edad y se enfrenta a penas de prisión. La limpiadora, de 62 años, falleció en el hospital Virgen del Rocío tras el brutal golpe en la cabeza que recibió en los vestuarios del centro comercial.
Un crimen espeluznante
Después de aquella tragedia, la Policía Nacional logró identificar al menor gracias a las imágenes de seguridad. En el momento de su detención, la mujer ya había fallecido a consecuencia del traumatismo craneoencefálico que le provocó el golpe con la barra de acero. Otra empleada que intentó ayudarla también resultó herida, aunque con lesiones de menor gravedad.
Pocos meses después, el Juzgado de Menores n.º 3 de Sevilla impuso al joven la pena máxima permitida para su edad: cinco años y seis meses de internamiento. Inicialmente, la Fiscalía solicitó seis años, pero se alcanzó un acuerdo con la defensa. Años más tarde, el Juzgado de Primera Instancia n.º 14 de Sevilla condenó a Nervión Plaza a indemnizar a los hijos de la víctima con 73.814 euros por la falta de medidas de seguridad.
La sentencia también señaló a la madre del menor por incumplir su deber de custodia. El asesino había llegado a España junto a su hermano cuando su madre contrajo matrimonio con un español, pero su infancia en Marruecos estuvo marcada por un entorno familiar desestructurado. Ahora, su reincidencia parece confirmar los temores que la hija de María Gracia expresó tras su cruel asesinato.