Ocho menores extranjeros no acompañados (menas) del centro de primera acogida en la Casa de Campo de Madrid fueron detenidos el pasado 18 de septiembre tras una revuelta violenta. Este centro es gestionado por la fundación Antonio Moreno para la Comunidad de Madrid. Están acusados de causar lesiones a dos vigilantes de seguridad y de proferir amenazas de muerte contra la directora y la subdirectora del lugar. La mayoría de ellos llegaron son procedentes del norte de África, llegaron a Canarias este verano y luego fueron trasladados a Madrid a finales de agosto.

El conflicto se desató después de que los vigilantes del centro descubrieran en una de las habitaciones varios objetos robados, como relojes, tablets y móviles, los cuales sospecharon que habían sido robados y en ese momento la dirección del centro contactó con la Policía Nacional. Las autoridades confirmaron que los objetos pertenecían a varias personas que estaban acampadas con sus autocaravanas en la Casa de Campo y que habían denunciado el robo de sus pertenencias.

Cuando uno de los menas fue arrestado, los demás comenzaron a amenazar a la directora y la subdirectora, acusándolas de haber delatado sus robos a las autoridades. Los menores hicieron gestos amenazantes simulando que cortarían el cuello a ambas.

Los vigilantes del recinto intentaron calmar a los menores, ya que habían comenzado a agredir a los miembros de seguridad. Fue necesario pedir el apoyo de la Policía Nacional para contener la revuelta. Finalmente, tras una intervención policial, ocho de ellos fueron detenidos y se les acusó de amenazas y agresiones contra el personal del centro.

Aunque la administración del centro presentó las denuncias correspondientes por los incidentes, en pocas horas los menas detenidos fueron devueltos a las instalaciones, ya que no se tomaron medidas cautelares contra ellos, según informó la Consejería de Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid.

Algunos de estos menores ya tenían antecedentes por actos violentos y otros incidentes desde que llegaron a la capital. Su llegada al centro de acogida de Casa de Campo en verano ha generado conflictos tanto dentro del recinto como en sus alrededores, afectando la convivencia con otros menores y creando problemas en el barrio.

A pesar de la promesa de la Comunidad de Madrid de cerrar este centro de acogida en la Casa de Campo hace ya dos años, aún no han encontrado un lugar adecuado para trasladarlos. Recientemente, se ha abierto un nuevo centro en Fuenlabrada con mayor capacidad y mejores condiciones, aunque el proceso de traslado continúa siendo incierto. Fuentes internas del centro confirman que han recibido a menores provenientes de otros recursos debido a su mal comportamiento y que, en las últimas semanas, han despedido a dos trabajadores del lugar.

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