El impactante caso de Antonio Pozo, un vecino de Mijas que fue apuñalado en la cabeza mientras paseaba a su perro, ha llegado a su resolución judicial. El autor de los hechos es un menor de 17 años de origen marroquí, y ha sido condenado a seis años de internamiento en un centro cerrado. Lo más desconcertante es que, desde el principio hasta el final, nadie ha logrado comprender por qué ocurrió el ataque.

Antonio tiene 45 años y fue sorprendido mientras paseaba con su perro por la zona del recinto ferial de Las Lagunas. El agresor, sin mediar palabra, le clavó un cuchillo de 11 centímetros en la cabeza con tal fuerza que el arma quedó incrustada en su cráneo. Según la sentencia, el menor actuó con la intención de acabar con su vida.

Las imágenes de las radiografías realizadas a Antonio revelan la gravedad del ataque. Afortunadamente, el cuchillo apenas rozó su cerebro, lo que evitó daños irreversibles. «Un milímetro más y habría sido mortal», contó Antonio en una entrevista tras su recuperación.

El ataque ocurrió la noche del 24 de enero de 2024, cuando el agresor había cogido el cuchillo de su casa antes de dirigirse a la zona donde se encontró con Antonio. En el momento de apuñalarlo, la fuerza empleada fue tal que su propia mano se deslizó hacia la hoja del cuchillo, causándole lesiones que requirieron intervención quirúrgica.

La sentencia, firme tras un acuerdo de conformidad, incluye además cinco años de libertad vigilada y una orden de alejamiento de al menos 500 metros de la víctima. Antonio asegura no conocer al agresor ni haber tenido ningún tipo de relación con él antes de ese fatídico encuentro.

Las heridas de Antonio fueron extremadamente graves. El cuchillo fracturó su hueso temporal y penetró un centímetro en la cavidad craneal. Fue sometido a una compleja operación para retirar el arma y reparar el daño mediante craneoplastia. También recibió tratamiento médico intensivo y pasó dos días en la UCI.

La cicatriz de Antonio estará en su cabeza para el resto de su vida.
Cicatriz de 20 centímetros de Antonio Pozo

El proceso de recuperación de Antonio duró 70 días. Además de las secuelas físicas, como cefaleas y material de osteosíntesis en el cráneo, sufre un síndrome de estrés postraumático moderado.

El fallo judicial destaca el peligro potencial de las heridas infligidas y la posibilidad real de muerte debido a la ubicación del ataque. Los médicos advirtieron que extraer el cuchillo era una maniobra extremadamente arriesgada, ya que debía realizarse en el mismo ángulo en que fue introducido.

El caso ha despertado un gran interés entre los profesionales médicos. Su singularidad ha llevado a que sea estudiado por el Instituto de Medicina Legal, quienes han analizado las circunstancias de la agresión y el tratamiento posterior.

Antonio, que lleva más de 20 años trabajando como gruista en Fuengirola, ha intentado retomar su vida tras el ataque, aunque las cicatrices físicas y emocionales permanecen.

El motivo detrás de la agresión sigue siendo un misterio, dejando a Antonio y a toda la comunidad de Mijas con más preguntas que respuestas.

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