Un musulmán de 31 años llamado Kadees Mohammed ha sido declarado culpable de homicidio por acabar con la vida de su bebé de tres semanas en el hogar familiar en Moseley, Birmingham (Inglaterra). Según los informes, Mohammed golpeó al pequeño contra una pared y lo estrujó con fuerza, lo que causó fracturas en el cráneo. A pesar de que fue trasladado al hospital, el bebé falleció poco después.
El terrible suceso ocurrió durante la madrugada, cuando la esposa de Mohammed, Mehwish Mubashir, despertó y encontró a su marido arrodillado sobre el bebé mientras gritaba «Allahu Akbar», que significa «Dios es grande» en árabe. Tanto ella como su madre resultaron heridas cuando Mohammed las atacó con una plancha al intentar detenerlo.
La policía descubrió que Mohammed tenía instalada la aplicación de citas Grindr en su teléfono, lo que sugería que estaba lidiando con conflictos relacionados con su sexualidad. En el juicio se determinó que sufría problemas de salud mental y fue declarado culpable bajo la figura de responsabilidad disminuida.
Su esposa rindió un emotivo homenaje a su hijo durante la sentencia y le declaró unas palabras: «Mi hermoso hijo, hoy te echo mucho de menos. Mi amor por ti es eterno. Aunque ya no estés conmigo, tus pertenencias son un tesoro. Siempre estarás en mis recuerdos como una flor preciosa».
Kadees Mohammed es un empleado público del Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales, también fue declarado culpable de herir a su esposa y a su suegra. Ha sido ingresado en un centro de salud mental a la espera de su sentencia que está programada para el 9 de diciembre.
El fiscal Harpreet Sandhu describió durante el juicio cómo Mohammed había empezado a mostrar comportamientos preocupantes meses antes del ataque. Aunque inicialmente parecía un buen esposo y padre, comenzó a obsesionarse con la idea de tener trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y manifestó dificultades para dormir tras el nacimiento de su hijo.
El día antes de los hechos mostró un comportamiento errático, incluyendo lavarse las manos repetidamente mientras decía que no se sentía limpio. También afirmó recibir señales divinas y creerse un profeta, eso alarmó a la familia y llamaron a los servicios de emergencia.
En la madrugada del ataque, la esposa del asesino se despertó al escuchar ruido y encontró a su bebé inconsciente en el suelo. Los informes médicos confirmaron que las lesiones sufridas fueron devastadoras y que el bebé falleció rápidamente. Mohammed declaró tras ser arrestado: «No puedo creer que haya matado a mi hijo».