La Audiencia Nacional juzga desde este miércoles a un marroquí de 25 años llamado Said B., por difundir en redes sociales mensajes que justifican el terrorismo yihadista y profieren amenazas de atentados contra instituciones públicas. En una de sus publicaciones, el acusado elogió la acción de Yassine Kanjaa, responsable del asesinato del sacristán Diego Valencia y del grave ataque a un sacerdote en Algeciras el 25 de enero de 2023.

La Fiscalía solicita una condena de cuatro años y dos meses de prisión por los delitos de enaltecimiento del terrorismo y falsificación de documento oficial. Además, pide cuatro años de libertad vigilada y el pago de multas que ascienden a 7.800 euros.

El acusado utilizaba una identidad falsa para difundir sus mensajes a través de plataformas como Facebook, Instagram y especialmente TikTok. En sus publicaciones diarias, Said B. justificaba la yihad violenta, instaba a sus seguidores a morir como mártires en nombre del islam y abogaba por la imposición de la sharia en Europa, reclamando la «recuperación del dominio árabe en Al-Ándalus».

Su actividad en redes sociales tuvo un alcance significativo, acumulando casi 400.000 seguidores en TikTok y generando cerca de cuatro millones de reacciones en sus vídeos. Durante sus transmisiones en vivo, lograba congregar a miles de espectadores simultáneamente. Además de sus llamados al combate, Said B. lanzaba amenazas contra comunidades judías y LGTBI, y profería insultos y amenazas contra usuarios que no compartían sus opiniones.

En sus contenidos, el acusado no solo alababa la violencia terrorista, sino que también afirmaba que estaba dispuesto a perpetrar un atentado, aunque nunca llegó a hacerlo. Las investigaciones revelaron que realizó una «búsqueda sistemática» de armas blancas y de fuego, incluyendo pistolas y fusiles de asalto. Said B. fue detenido en Terrassa, Barcelona, el 31 de octubre de 2023.

Durante el registro de su domicilio, las autoridades encontraron elementos preocupantes, como chalecos y guantes tácticos, equipo de radiocomunicación, un casco con cobertura de camuflaje, gafas protectoras, rodilleras, coderas y botas. También se hallaron 2.500 vídeos, muchos de ellos producidos por el propio Said B., en los que incitaba a la violencia, así como archivos de nashedd, cánticos propagandísticos utilizados por grupos yihadistas.

Un aspecto clave en la acusación es la referencia que hizo Said B. a Yassine Kanjaa, autor del ataque en Algeciras. Kanjaa, quien asesinó a machetazos al sacristán Diego Valencia e hirió gravemente al sacerdote Antonio Rodríguez Lucena en las iglesias de La Palma y San Isidro, afirmó tras su detención que se sentía «un elegido de Alá» y que la muerte del religioso le había abierto «las puertas del paraíso». En su declaración tras ser arrestado, aseguró que nadie le había adoctrinado y que actuó por una «revelación divina». Según explicó a los agentes, su ataque no estaba planificado, pero sintió que debía «matar a todos los sacerdotes».

El caso de Said B. se enmarca en las acciones de las fuerzas de seguridad contra la radicalización en redes sociales, un fenómeno en aumento donde la difusión de discursos extremistas y la captación de seguidores pueden derivar en amenazas reales contra la seguridad pública. La Fiscalía considera que los mensajes difundidos por el acusado constituyen una clara incitación a la violencia y al terrorismo yihadista, por lo que solicita una condena severa.