El diario Vozpópuli ha revelado que el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, alberga serias preocupaciones sobre la posibilidad de que Estados Unidos, bajo el mandato de Donald Trump, decida reemplazar a España por Marruecos como su aliado militar estratégico en la región del Mediterráneo. Fuentes cercanas al Ejecutivo indican que la administración estadounidense no ha facilitado las cosas a España en el flanco Sur, una zona de vital importancia geopolítica para el Gobierno español. Desde su toma de posesión, Trump ha generado un impacto significativo en la política global.

La presión ejercida por Trump ha colocado a la Unión Europea en una situación crítica, obligándola a desarrollar una infraestructura de defensa autónoma para contrarrestar la amenaza rusa. Este cambio en la política de la primera potencia mundial ha generado una gran inquietud en el Gobierno español. Una fuente diplomática de alto nivel ha descrito la situación en el sur de España como una «puerta al infierno», señalando que las perspectivas en esa área son desalentadoras. La hostilidad de los gobiernos de Estados Unidos e Israel hacia España, combinada con su estrecha relación con Marruecos, complica aún más la situación. Además, las tensas relaciones con Argelia, aliada de Rusia, agravan la problemática regional.

España se encuentra atrapada en una red de intereses contrapuestos. A pesar de que el Gobierno de Sánchez logró incluir referencias al flanco Sur en el último concepto estratégico de la OTAN durante la cumbre de Madrid en 2022, la situación sigue siendo compleja. La Alianza Atlántica reconoció que la inestabilidad en el norte de África y Oriente Medio tiene un impacto directo en la seguridad de todos sus miembros y socios. El Ejecutivo español consideró este reconocimiento como un logro diplomático significativo, ya que se mencionaron explícitamente los problemas interconectados de seguridad, demografía, economía y política en la región.

La región del Sahel, el norte de África y Oriente Medio son focos de actividad terrorista, donde grupos aprovechan la falta de gobernanza para expandirse. Además, competidores estratégicos como Rusia y China están utilizando la migración, manipulando el suministro energético y promoviendo campañas de desinformación. Aunque el documento de la OTAN no menciona a Rusia como la principal causa de la inestabilidad en el flanco Sur, sí destaca que Moscú está aprovechando los conflictos y la fragilidad para aumentar su presencia e influir en los equilibrios geopolíticos del continente. Según la información disponible al presidente español, Estados Unidos parece estar jugando sus cartas de manera diferente.

Aunque Estados Unidos sigue siendo un aliado clave de España dentro de la OTAN, su prioridad en el flanco Sur es Marruecos, considerado su principal socio en el norte de África. La administración Trump reconoció la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental en 2020, una decisión que no fue revertida por la administración Biden. Además, Washington proporciona apoyo militar y armamento avanzado a Marruecos, incluyendo drones, misiles y sistemas de defensa. La rivalidad entre Marruecos y Argelia complica aún más la situación, y aunque España podría buscar apoyo en Argelia para contrarrestar la influencia de Marruecos, las relaciones con este país están en un punto muerto.

Argelia, un proveedor clave de gas para España, ha roto relaciones comerciales con el país tras el cambio de postura de Sánchez sobre el Sáhara Occidental, alineándose con Marruecos y reconociendo su propuesta de autonomía para el territorio. Esta decisión fue interpretada por Argelia como una traición. La estabilidad del Sahel, donde España tiene intereses estratégicos y misiones militares contra el terrorismo yihadista, depende en gran medida de Argelia. Sin una relación estable con este país, España pierde influencia en una región crítica.

La frontera entre Marruecos y Argelia permanece cerrada, y ambos países están en una disputa por la hegemonía en el Sáhara, una región rica en recursos naturales y con acceso al Atlántico. Argelia considera vital esta salida al océano, dada su ubicación entre el desierto y el Mediterráneo. Sin embargo, la situación es desfavorable para el gobierno de Abdelmadjid Tebboune, ya que Marruecos ha logrado que las principales potencias occidentales reconozcan su propuesta de autonomía para el Sáhara como la más «seria y creíble» para resolver el conflicto con el Frente Polisario, apoyado por Argelia.

España ha dejado claro que prioriza sus relaciones con Marruecos sobre las con Argelia, debido a los fuertes lazos económicos, políticos, de seguridad, defensa y territoriales que unen a Madrid con Rabat. Sin embargo, las políticas de la administración Trump presentan desafíos significativos para los intereses españoles en el flanco Sur. La imposición de aranceles, el fortalecimiento de la alianza con Marruecos, las tensiones con la Unión Europea y los cambios en las políticas migratorias y de seguridad están debilitando la posición estratégica de España en la región.