El conocido teatro de París, La Gaîté Lyrique, enfrenta una crisis económica y operativa tras ser okupado por inmigrantes ilegales africanos. Todo comenzó después de que se les invitara a 250 de ellos a un evento gratuito organizado el pasado 10 de diciembre, titulado «Reinventar la acogida de refugiados en Francia».
Durante el acto, que contó con la participación de académicos, funcionarios de la Cruz Roja y activistas, se abordaron temas relacionados con la integración de refugiados. Sin embargo, al finalizar, los asistentes, en su mayoría provenientes de antiguas colonias francesas en África occidental, decidieron permanecer en el recinto y okuparlo, según ha informado Daily Mail Online.
Desde entonces, el teatro ha cancelado todas sus funciones, lo que ha generado pérdidas económicas significativas. Según un portavoz de La Gaîté Lyrique, el teatro ha visto cómo sus ingresos, basados en un 70% en la venta de entradas, han caído drásticamente, acumulando pérdidas de «varios cientos de miles de euros».
La situación se ha agravado con el tiempo, ya que el número de okupas ha aumentado hasta superar las 300 personas. Las condiciones sanitarias en el lugar, según el teatro, «se deterioran día a día», mientras los equipos de gestión trabajan sin apoyo suficiente. La dirección del teatro ha solicitado la intervención de las autoridades locales para encontrar una solución habitacional, pero hasta ahora no se ha logrado ningún avance.
El consejo municipal de París, propietario del edificio, ha intentado reubicar a los inmigrantes, pero sin éxito. También ha pedido la colaboración del gobierno nacional, que no ha respondido. Mientras tanto, los comerciantes de la zona han reportado pérdidas económicas considerables debido a la okupación. La gerente de un restaurante vecino, Elia, afirma haber perdido 30.000 euros: «Se agrupan en mi terraza, fumando porros y peleándose. Hemos perdido tanto a los clientes del teatro como a los transeúntes».
Los inmigrantes aseguran ser menores de edad, lo que les otorgaría derechos legales a asistencia y alojamiento. Sin embargo, las autoridades locales contradicen esta afirmación, asegurando que la mayoría son adultos conocidos previamente por vivir en las calles de la ciudad. En este contexto, el colectivo Jeunes du Parc de Belleville, organizador de la okupación, ha criticado las pruebas de edad, calificándolas de «racistas y expeditivas».
Las manifestaciones diarias en las escaleras del teatro, con asambleas generales, tambores y consignas, han añadido tensión al entorno. Por ahora, el futuro del teatro y de los okupas sigue siendo incierto, mientras la situación genera un debate sobre la gestión de la inmigración y el papel de las instituciones culturales.