Los trabajadores del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Ceuta aseguran que la actitud permisiva del nuevo director, Antonio Jesús Bautista, tolera conductas fuera de la normativa. Entre las quejas destacan que en algunos cacheos se permite la entrada de alcohol y objetos punzantes, además de que no se toman medidas ante los insultos al personal de cocina y otras faltas de respeto. Aunque el ambiente actual parece tranquilo, los empleados temen que la situación pueda agravarse pronto.
Aunque Bautista haya moderado su actitud en los últimos días, especialmente entre el personal de seguridad y de cocina, muchos empleados piensan que las decisiones de Bautista están desmotivando al equipo y aumentando el absentismo. De hecho, ya hay al menos tres trabajadores de baja por culpa de esta situación.
El personal también señala que el nuevo director ha reducido la autoridad del equipo de seguridad en el centro, y que los residentes disponen de teléfonos personales, y cuando en los cacheos se les confiscan objetos prohibidos, pueden comunicarse directamente con Bautista para evitar sanciones. "No sabemos si están entrando botellas y otros objetos peligrosos, pero se ha perdido el control", asegura uno de los trabajadores implicados, que prefirió no revelar su identidad.
Aunque las discusiones entre inmigrantes se han calmado un poco respecto a meses anteriores, en los que hubo varios vigilantes heridos, el equipo teme que esta aparente calma sea solo temporal y advierten que "esta situación va a explotar si no se hace nada pronto".
La actitud de Bautista sigue siendo criticada como "autoritaria" y se describe como "ordeno y mando" a pesar de la tregua con los vigilantes. El director adopta un papel de capitán cuando le conviene, mientras que en otras ocasiones actúa como simple director.
Otro problema que denuncian es la falta de personal para atender altercados, especialmente en conflictos entre grupos de distintas nacionalidades como cameruneses y argelinos. Uno de los trabajadores confirmó que, "hay grandes grupos de inmigrantes peleándose y cinco o seis vigilantes no pueden controlar la situación. El problema de fondo sigue siendo la falta de autoridad".