Varios vecinos del barrio de Amara, en San Sebastián (Guipúzcoa), han denunciado la presencia de un grupo de entre ocho y diez inmigrantes africanos que, desde hace semanas, han instalado colchones y pertenencias a escasos metros de la oficina local de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). Según relatan, han optado por dormir junto al lugar donde reciben asistencia, generando una situación de creciente malestar vecinal.
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Los residentes aseguran que el entorno se está degradando rápidamente, describiéndolo como «una pocilga» debido a la acumulación de basura, colchones y olores desagradables. «Uno se pregunta qué son esas manchas en el suelo, aunque por el olor todo hace pensar que es orina», comenta un vecino. También indican que los refugiados utilizan una fuente pública, destinada al consumo humano, para realizar sus abluciones previas a las oraciones.

La principal crítica se dirige a las autoridades municipales, a las que acusan de inacción. Afirman haber enviado avisos desde hace semanas sin obtener respuesta ni medidas de limpieza o intervención social. «Así se nos van los días, viendo cómo nuestro barrio cada vez da más asco», lamenta otro residente.
Por otro lado, uno de los vecinos ha intentado en hasta cuatro ocasiones enviar su queja en el apartado de 'Limpieza y residuos' a través de la página web oficial de Ayuntamiento de Donostia, y cada vez que lo intenta, la página web le devuelve un error, por lo que está aún más indignado ante esta alarmante situación.

Los vecinos piden una solución urgente que combine medidas de higiene y orden público con atención humanitaria, antes de que la situación se deteriore aún más.